Urge reducir las emisiones causantes del cambio climático en todos los países por igual

El clima es cada vez más anormal, como una muestra de que algo falla.

El cambio climático es una realidad y algunas personas lo tienen tan claro que incluso el tener presente esta situación les causa estrés y ansiedad. Es una preocupación que se aprecia más en las generaciones más jóvenes, quienes además tienen en su mano las soluciones que hay que enfrentar en un estado actual en el que se vive una hipocresía climática en la industria. Y es que la energía solar y la eólica, en contra de lo que nos venden, son insuficientes para solucionar el problema, al menos con la gestión actual. La situación lo demuestra: nos exhortan por motivos climáticos a utilizar energías renovables mientras por ejemplo Alemania está reabriendo centrales energéticas de carbón, o España e Italia aumentan la producción de gas procedente de África.





Esa hipocresía climática se manifiesta también en el modo en el que se cuida de la contaminación en unos países pero se ignoran los efectos que esa contaminación produce en otros a los que se les compra ese suministro infectante. Contaminación subrogada que de un modo u otro nos afecta a todos y algunas estrategias deberían ser inaceptables en cualquier entorno sin distinción de países, ya que no hay necesidad de dañar otros entornos sólo porque no sean los nuestros.

Búsqueda de soluciones eficientes

Eman Ingeniería es un ejemplo de empresa modelo en este ámbito al aportar soluciones innovadoras en proyectos del ámbito industrial de instalaciones para tratamiento de aguas, gestión de residuos o nuevas tecnologías de generación, entre otros; introduciendo nuevos procesos en las empresas para hacerlas más competitivas a la vez que se proyectan soluciones adaptadas a la realidad de cada cliente y lugar. Un enfrentamiento a algunos de los grandes retos que hay que encarar ante el cambio climático.

Un periodo intranquilo

No solamente las empresas sino también cada vez más personas tienen la sensación de que tendrán que migrar a otro lugar para tener unas condiciones más idóneas para desarrollar su actividad. Por ejemplo, algunos agricultores se han visto en la necesidad de sustituir sus cultivos; un caso claro es el de los productores de cacao que no auguran un buen futuro para este producto.

Y no se trata de un arma electoral o partidista sino de una realidad en la que la ciencia del clima está separada de la política. Porque de hecho por parte de los gobiernos no hay una gran voluntad por realizar cambios ya que muchos se encuentran atados al combustible fósil, la aviación o el sector del automóvil, entre otros aspectos que contaminan en exceso.

Recurrir a la investigación industrial

La desaparición de gran parte de los bosques como un efecto indirecto del cambio climático influye en la calidad del agua potable. Incluso los insectos han mostrado una capacidad débil para ajustar sus límites térmicos a las altas temperaturas que se dan cada vez con mayor frecuencia.

La hipocresía climática en la industria de algunos países es tal que se buscan soluciones cercanas mientras se ignora la explotación de los recursos en países como puede ser el caso de la India, donde ya en Bangladesh el cambio climático ha obligado a desplazarse a miles de personas por el impacto de la erosión acelerada, el aumento de los ciclones o la salinidad del agua. No se trata por tanto de pedir unas pautas éticas en nuestro entorno más cercano mientras se explotan otros más lejanos, sino de contar con esas empresas que se dedican a la investigación y desarrollo de soluciones reales para todos.

La lucha contra el cambio climático tiene en jaque al sector industrial, pero hay que tener cuidado con esa hipocresía que se da sobre todo en Europa.

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