Las personas en países desarrollados tienden a estar sentadas entre nueve y diez horas diarias . Esto puede ser debido a largas jornadas laborales frente al ordenador, tiempo atrapado en congestionamientos viales o simplemente viendo programas en la televisión. Indudablemente, hemos adoptado estilos de vida más inactivos.
Esta situación genera alarma ya que estar muchas horas sentado se vincula con diversas afecciones médicas , desde obesidad y problemas cardiovasculares hasta ciertos cánceres. Estos desafíos de salud pueden llevar a un fallecimiento prematuro.
No obstante, un estudio reciente indica que, para aquellos mayores de 50 años, dedicar tan solo 22 minutos diarios a actividad física podría contrarrestar el riesgo aumentado de morir de forma prematura debido a la inactividad.
Qué hicieron los expertos
Un grupo de científicos recopiló información de dos investigaciones realizadas en Noruega, una en Suecia y otra en Estados Unidos. Estas investigaciones comprendieron a alrededor de 12.000 individuos de más de 50 años que utilizaban dispositivos para monitorear sus niveles de actividad y sedentarismo diarios.
El seguimiento a estos participantes duró mínimo dos años, siendo la duración promedio de 5,2 años, y se llevó a cabo entre 2003 y 2020.
En los análisis, se consideraron diversos aspectos relacionados con el estilo de vida y salud de los individuos, tales como nivel educativo, consumo de bebidas alcohólicas, tabaquísmo y antecedentes de enfermedades como cardiopatías, cáncer y diabetes. Todos estos datos se cruzaron con registros nacionales de defunciones.
El límite de los 22 minutos
Durante el seguimiento, 805 individuos fallecieron. Los resultados revelaron que aquellos que estaban inactivos más de 12 horas al día presentaban el riesgo de muerte más elevado, siendo un 38% mayor en comparación con quienes estaban inactivos solo ocho horas.
Pero esta tendencia solo se notó en quienes realizaban menos de 22 minutos diarios de actividad física moderada a intensa. Así, para quienes superaban esos 22 minutos de ejercicio, el riesgo se equiparaba al de quienes eran sedentarios solo ocho horas.
La cantidad de actividad física diaria se relacionó de forma directa con un menor riesgo de fallecimiento, sin importar cuánto tiempo se estuviera inactivo. Por ejemplo, el estudio señaló que agregar diez minutos de actividad física moderada a intensa al día podría disminuir el riesgo de muerte en un 15% para quienes eran inactivos menos de 10,5 horas diarias.
Para los calificados como altamente sedentarios (más de 10,5 horas diarias), esos diez minutos adicionales disminuyeron el riesgo de muerte hasta en un 35%.
El estudio presenta ciertas restricciones
El grupo de expertos no pudo determinar cómo las variaciones en la actividad física o el sedentarismo a lo largo de varios meses o años podrían influir en el riesgo de fallecimiento. Además, la investigación se centró exclusivamente en personas de 50 años en adelante, lo que limita la aplicabilidad de los hallazgos a poblaciones más jóvenes.
Asimismo, las divergencias culturales y de hábitos de vida entre las diferentes naciones podrían haber afectado la manera en que se recolectaron y examinaron los datos a lo largo de los estudios.
Al final del día, dado que la investigación es de carácter observacional, no es posible establecer con certeza relaciones de causa y efecto. Sin embargo, sus hallazgos concuerdan con un conjunto creciente de pruebas que investigan la correlación entre el ejercicio, el sedentarismo y la mortalidad.
Un rayo de esperanza
Estudios previos han propuesto que la actividad física podría neutralizar los peligros para la salud vinculados con prolongados períodos de inactividad .
El aspecto alentador es que incluso pequeños intervalos de movimiento pueden generar estos beneficios saludables. En la mencionada investigación, los 22 minutos no necesitaban ser consecutivos. Representaban la suma total de ejercicio diario, incluyendo movimientos rutinarios como subir escalones.
Diversas investigaciones que emplean dispositivos de seguimiento han identificado que cortos episodios de acciones cotidianas intensas, como ascender escaleras o tareas enérgicas al aire libre, como podar el césped o limpiar cristales, pueden disminuir la mortalidad, así como el riesgo de afecciones cardiacas y cáncer .
Una reciente investigación que utilizó estos dispositivos reveló que los momentos de actividad de intensidad moderada a fuerte, que duran entre tres y cinco minutos, ofrecen beneficios comparables a episodios de más de diez minutos en relación al peligro de sufrir derrames cerebrales o infartos.
Otros estudios han señalado que mantenerse activo únicamente los fines de semana proporciona ventajas para la salud comparables a mantenerse en movimiento a lo largo de toda la semana.
También se ha demostrado que las bondades del ejercicio y la disminución del sedentarismo impactan positivamente en la salud mental .
Las actividades cotidianas, como los trabajos de oficina, pueden incentivar un estilo de vida inactivo que puede ser complicado modificar. Sin embargo, incorporar pequeñas dosis de movimiento a nuestro día a día puede ser crucial para potenciar nuestra salud y esperanza de vida.
Ya sea optando por una caminata ligera en la hora del almuerzo, utilizando las escaleras o realizando cortas rutinas de ejercicio en casa, este estudio refuerza la idea de que cada minuto invertido en movimiento es valioso.