No son pocas las veces en las que nos damos cuenta de que al preguntarnos por qué nos gusta algo en concreto, no tenemos una explicación concreta. Tratamos de encontrar una razón, pero en nuestra mente no parece que haya nada lógico que nos permita justificarlo. Y es que, a pesar de lo que parece, los seres humanos en realidad no somos tan racionales como decimos, y las emociones influyen en nuestras decisiones mucho más de lo que imaginamos.
Para aprovechar este factor en favor de las marcas, hoy se utilizan técnicas como el neuromarketing, que se centra en localizar la mejor manera de acercarse al público. Veamos un poco más acerca de esto, y por qué un Máster Neuromarketing es una estupenda idea.
La ciencia de la mente aplicada al marketing
Si lo resumimos en una sola frase, el neuromarketing es la aplicación de la neurociencia en las campañas de publicidad. Su objetivo es identificar qué reacción produce un color, sonido, marca o envase, y tratar de anticiparse a la manera en la que el consumidor se comportará para inducir a la compra.
Desde hace tiempo se han utilizado grupos de opinión o encuestas para tratar de evaluar si algo tendrá éxito o no, aunque los resultados están sujetos a mucha variables, y no siempre dan unos resultados fiables. En cambio, la mente es mucho más concreta y poderosa a la hora de comportarnos. Podemos estar diciendo que algo no gusta, pero de forma inconsciente que no sea así.
Es más, según los cálculos, las decisiones a la hora de comprar se toman en menos de 3 segundos la mayor parte de las veces, por lo que para crear una campaña de marketing efectiva es fundamental saber venderla. Ahí es donde entra en juego el neuromarketing.
Elementos esenciales para definir una estrategia
Las conclusiones del neuromarketing indican que existen elementos muy importantes para definir una estrategia, entre los que destacan:
- Contacto visual. Cuando alguien mira fijamente al consumidor, y después centra su foco en un objeto, las personas acaban haciendo lo mismo, manteniendo el atractivo de la campaña y dirigiendo la atención al producto.
- Cada uno de los colores se vincula a una emoción, por lo que es fundamental saber escoger los adecuados en todo lo que rodea a la marca. Desde los que se escogerán para la imagen corporativa hasta los que habrá en un anuncio para conseguir el objetivo.
- Rapidez. Que se puedan hacer las cosas de forma rápida es algo que atrae mucho a los usuarios. Por eso, la promesa de eficacia y velocidad hace que el cerebro se active, incluso por encima de la sensación de seguridad.
- Historias. Una campaña con una historia a su alrededor hace que los compradores se sientan más inmersos y ligados al producto.
- El título. Lo primero que observa un usuario es el título, y por eso es importante que sea notorio. Una frase con gancho, que le resulte familiar al público objetivo pero con un pequeño cambio, despierta el interés.
- Hablar de comprar sin hablar de comprar. Los estudios indican que la idea de comprar como operación en la que se paga dinero genera una sensación de ansiedad. Por ello, se recomienda cambiar la expresión comprar por otra más cercana, como ‘llévatelo o ponlo en la cesta’.
Estudios de neuromarketing, una buena oportunidad
Después de comprobar cómo las emociones influyen en nuestros hábitos mucho más de lo que nos podemos imaginar, es normal que cada vez más empresas busquen el modo de aprovechar estas técnicas para conseguir resultados en sus estrategias.
Esto crea una nueva necesidad: profesionales capaces de evaluar y captar el sentido de los datos que se obtienen, y poner en práctica campañas con un alto índice de éxito. Por eso, convertirse en un experto en neuromarketing es una gran oportunidad para abrirse puertas a nivel laboral.