Crece la inquietud ante la posibilidad de que la Inteligencia Artificial (IA) acabe con numerosos empleos, especialmente por los avances significativos que se están logrando en este ámbito.
Según un especialista, el empleo que con toda seguridad será sustituido por la IA es el de traductor. En tan solo tres años, esta ocupación podría quedar desfasada. Parece claro que esta tecnología ya está transformando las reglas del mercado laboral.
El desarrollo de la inteligencia artificial está impactando en todos los sectores. Aunque abre nuevas posibilidades, también plantea importantes desafíos, entre ellos su efecto en el empleo, sobre todo en tareas que tradicionalmente dependían de habilidades humanas.
Los traductores podrían enfrentarse al desempleo
Vasco Pedro, director ejecutivo de Unbabel, una compañía enfocada en herramientas de traducción impulsadas por IA, afirmó en una entrevista con JV Tech que los traductores podrían volverse innecesarios en solo tres años.
Esta afirmación no es arbitraria; los últimos avances en modelos de lenguaje han demostrado resultados sorprendentes, hasta el punto de rivalizar con los traductores humanos en diversos aspectos.
La IA pronto será capaz de realizar su trabajo con total precisión, comprendiendo incluso matices culturales y contextuales. Según Pedro, aunque las máquinas todavía cometen errores ocasionales, estos desaparecerán en un futuro cercano.
Actualmente, plataformas como DeepL o Google Translate ya proporcionan traducciones de alta calidad. Sin embargo, el verdadero cambio llegará cuando estas herramientas sean capaces de interpretar tonos, intenciones y referencias culturales, reduciendo al mínimo la necesidad de intervención humana.
A pesar de este sombrío panorama, los profesionales que aprendan a utilizar la IA como una herramienta complementaria podrán seguir siendo competitivos. «Creo que los humanos aún conservamos una pequeña ventaja en los casos más complejos», señala el experto.
La transformación tecnológica ya está en marcha, y los próximos años serán cruciales para definir cómo enfrentamos este nuevo entorno laboral. Aunque los traductores no están necesariamente destinados a desaparecer, tendrán que adaptarse para sobrevivir en un mundo en el que la IA sigue marcando el ritmo de la evolución.