Alarmas sin cuota: La mejor forma de proteger nuestro hogar (y ahorrar a la vez)

No. La seguridad no es un lujo al que sólo tienen acceso aquellas personas o familias con grandes presupuestos.





Estar seguros, principalmente en casa, es algo que podemos hacer estableciendo una serie de normas y, sobre todo, incorporando elementos tecnológicos para tal fin.

La seguridad es una de las necesidades prioritarias. En España, el índice de robos y de ingresos forzados a hogares nos recuerda que invertir en seguridad es una prioridad ineludible.

Pero, aunque lo sabemos, luego nos toca buscar precios de los sistemas de seguridad más populares, o al menos, los que hemos visto que funcionan.

Y los precios no suelen ser bajos. A no ser que nos decantemos por las alarmas sin cuota.

¿Por qué no son bajos los precios de los sistemas de seguridad?

Como indicamos, los costes de inversión en seguridad doméstica suelen ser altos, y a veces, no entendemos por qué tienen estos precios cuando la tecnología y los equipos que utilizan pueden comprarse por separados, logrando así un ahorro.

No obstante, sí que existe una justificación para los precios de los sistemas de alarmas de seguridad doméstica, y también existen algunas razones por las que este negocio funciona de esa manera.

Instalación y mantenimiento

La primera cuota que se encontrarán las familias españolas cuando decidan comprar cualquier sistema de alarmas para uso doméstico serán las de instalación y mantenimiento, además, claro está, del precio de los equipos y componentes necesarios para el funcionamiento de dicho sistema.

Estas cuotas pueden tener precios que parten desde los 40 euros y pueden superar los 100 euros, representando un gasto de hasta 1.200 euros al año, en el peor de los casos.

Estos costes garantizan el funcionamiento del sistema, siempre, porque hay un equipo técnico (de la empresa que te ha vendido el sistema) que se encargará de solventar cualquier problema.

Costes de permanencia

Al desembolso anterior hay que seguir sumando cosas. Una de ellas, los costes de permanencia.

Y no se trata de un precio, sino de una obligación que adquieres como usuario a permanecer al menos 2 años (1 en el mejor de los casos) como cliente de esa empresa y de su sistema de seguridad.

El coste de permanencia viene dado en caso de que decidas prescindir de esa obligación, es decir, que decidas retirarte antes del tiempo que te exige tal permanencia.

Y avisamos: los costes no suelen ser bajos.

Comunicación automática

Uno de los aspectos que incrementa el precio de los sistemas de alarmas de seguridad para usar en hogares es la tecnología que comunica automáticamente a las autoridades, a través del Centro de Recepción de Alarmas (CRA).

También es un incremento sustancial del presupuesto, sin duda, y muchas familias no pueden permitirse tal inversión.

Sabido lo anterior, no es de extrañar, aunque la necesidad obligue (España tiene índices de robos y de ingresos forzados a casas que la ubican en el tercer puesto de la UE), que muchas personas no puedan adquirir un sistema de seguridad.

A no ser que se decanten, de inicio, por las alarmas sin cuota.

Alarmas sin cuota: Una alternativa segura y barata

Basta ver la lista de las 10 mejores alarmas WiFi para darse cuenta del bajo coste que puede tener un sistema de seguridad altamente avanzado en tecnología y muy eficiente en funcionamiento.

Esas son las alarmas sin cuota. Alarmas que, a diferencia de las convencionales (ofrecidas por empresas de seguridad), no se comunican directamente con un CRA, y por supuesto, no exigen de cuotas de instalación, mantenimiento y mucho menos incurren en costes de permanencia.

Pero, ¿son las que necesitas?

Sin costes de instalación y mantenimiento

Como se anunciaba anteriormente, por concepto de instalación y mantenimiento de sistemas de alarmas de seguridad en un hogar común y corriente, una empresa de seguridad puede solicitar pagos de hasta 1.200 euros anuales.

Con la compra de una alarma sin cuotas, al ser artefactos tecnológicamente sencillos de instalar y de mantener, todo el proceso lo hace el propio usuario, el propietario del hogar.

El único gasto real de mantenimiento será el que ocupe en el reemplazo de las baterías, en caso de decidirse por modelos que sean inalámbricos.

Las alarmas sin cuota están amparadas en la tendencia de “Hazlo Tú Mismo”, por lo que, a pesar de ser muy avanzadas en tecnología, promueven una instalación sencilla y un mantenimiento casi inexistente.

¿Permanencia?

¿Permanencia? ¿Qué es eso? La cuota de permanencia es una cláusula restrictiva que aplican las empresas de seguridad para amortizar los costes de instalación y mantenimiento, principalmente.

Pero, en el caso de una alarma que has instalado tú mismo, no hay permanencia que valga.

Por tanto, si algún día el sistema de alarma tiene alguna falla, puedes sencillamente hacer valer tus derechos como usuario y exigir un reemplazo o una devolución del dinero (en caso de existir una garantía de reembolso) y fácilmente decantarse por otra empresa que ofrezca un producto mejor en términos de relación de calidad y precio.

Comunicación con el propietario

Una condición de las alarmas sin cuota (y que posiblemente expliquen su bajo precio) es que son utilizadas y legalmente amparadas para “seguridad de grado 1”, siendo obligatoria su instalación en hogares o negocios, pero sin la integración directa con una central de alarmas.

Por eso, estas alarmas tienen aplicaciones para móviles, notificaciones por SMS, mandos a distancia y otros tipos de comunicación con el propietario, más no directamente con los cuerpos de seguridad, por ejemplo.

En realidad, no es una desventaja, sino otra manera de funcionamiento. Al final, el propio usuario puede determinar si existe la necesidad de notificar a las autoridades policiales.

Las alarmas sin cuota son opciones económicas para mantener la seguridad del hogar. El precio, si bien atrae, no debe considerarse el único atractivo, considerando la posibilidad de extender su sistema con la compra de sensores y alarmas adicionales y prescindiendo de costes mensuales y anuales por mantenimiento, cuotas a la empresa o multas de permanencia.

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