El modo nocturno de los móviles actuales es una función que convierte la temperatura de color de la pantalla de azul a un amarillo más tenue. Al activarlo, la idea es que la luz de la pantalla no altere significativamente nuestros patrones de sueño. Pero una investigación de 2019 descubrió pruebas justo de todo lo contrario.
La investigación, publicada en la revista Current Biology, desglosa los resultados obtenidos por un grupo de científicos de la Universidad de Manchester dirigido por el doctor Tim Brown.
Brown y su grupo ha llevado a cabo su trabajo con ratones, pese a las implicaciones que lleva validar esta investigación en humanos. Lo que sugieren los resultados es que la luz amarilla de las pantallas es peor que la azul a la hora de conciliar el sueño, un efecto que contradice lo que nos recomiendan los fabricantes de móviles.
¿Entonces el cuento de la luz azul se lo han inventado los fabricantes?
No, en realidad la información tiene una base científica. Según dijo Brown al diario británico The Guardian, el concepto de que la luz azulada perturba la conciliación del sueño proviene de un hallazgo hecho hace más de dos décadas. En aquella época se descubrió la existencia de la melanopsina, una proteína que se encuentra en células ganglionares fotosensibles de la retina. Así lo explicó el experto:
La melanopsina sirve básicamente para detectar el brillo. Como es una proteína más sensible a la luz con longitudes de onda corta, se creía que le afectaba más la luz azulada. El problema es que los conos, que son las células que determinan el color en nuestra retina, también juegan un papel importante en los patrones de sueño y su comportamiento es exactamente el opuesto al que creíamos.
De acuerdo con los resultados de esta investigación, lo realmente importante es el nivel de luminosidad de la pantalla, no su tonalidad. Pero si establecemos la luminosidad en un nivel igual de bajo, la luz amarillenta incluso es más nociva para el sueño que la azulada.
Lo que explica Brown y su grupo es que en la naturaleza el tiempo diurno está colmado precisamente de luz amarilla o cálida, mientras que durante el crepúsculo y la noche se torna la luz azul.
Por ahora las pruebas solo se han hecho con ratones, pero el doctor Brown y su grupo tienen la confianza de que también son aplicables en humanos. Y aunque este estudio pone en entredicho el uso de los modos nocturnos, aún hay mucho por investigar para llegar a un resultado contundente.