Mientras los elefantes vagan por las llanuras africanas, parece que se mantienen comunicados con sus seres queridos a través de «nombres» vocales individuales.
Científicos han descubierto evidencia que sugiere que los elefantes salvajes de la sabana de Kenia se identifican entre sí mediante sonidos únicos, que emplean para interactuar.
Aunque la investigación está pendiente de revisión por expertos, si los hallazgos se confirman, los elefantes serían la única especie animal, aparte de los humanos, conocida por comunicarse mediante nombres asignados de manera aleatoria.
Los delfines nariz de botella también tienen la capacidad de llamar a sus pares imitando silbidos únicos, pero los expertos argumentan que esto no es totalmente comparable con la comunicación humana.
Por lo general, los nombres humanos no son imitaciones directas de sonidos específicos que producimos (como podría ser el caso de ‘Pikachu’), sino que son más bien reflejos de conceptos abstractos, enraizados en costumbres y valores culturales.
Esta característica aparentemente aleatoria de los nombres humanos parece que también se aplica en el caso de los elefantes.
En un seminario en línea disponible en YouTube , Michael Pardo, un ecólogo conductual del estado de Colorado, sugiere que los descubrimientos de su equipo podrían «borrar las fronteras» entre lo que consideramos exclusivo del lenguaje humano y lo que se observa en otros sistemas de comunicación en el reino animal.
Se sabe que los elefantes son capaces de vocalizaciones potentes, parecidas a trompetazos, pero la mayoría de sus comunicaciones no son audibles para el ser humano.
En lugar de ello, estos colosos terrestres producen sonidos de baja frecuencia, que pueden transmitir mensajes a través de sus patas a otros elefantes ubicados a distancias de hasta seis kilómetros .
Dado que los elefantes dedican gran parte del día a buscar alimento , es común que la manada se disperse. Por lo tanto, llamarse por nombres resulta una técnica eficiente para mantener la cohesión del grupo.
Para investigar esta teoría, Pardo y su equipo invirtieron horas grabando vocalizaciones de elefantes en su hábitat natural en dos diferentes localidades en Kenia.
Al final, el equipo recolectó un total de 625 «retumbos». Algunos eran sonidos de contacto, como los mencionados anteriormente, y otros eran sonidos de saludo, que ocurren cuando los elefantes se reencuentran tras una separación.
Mediante el análisis de diversas características de estos sonidos, el grupo de investigadores utilizó un algoritmo de aprendizaje automático para prever con precisión a qué elefante iba dirigido cada sonido. Los resultados indican que ciertos ruidos son específicos para determinados receptores y no son simplemente imitaciones del receptor.
Cuando se reprodujeron algunos de estos ruidos a 17 elefantes salvajes, los animales se dirigieron más rápidamente hacia el sonido de su ‘nombre’ y también respondieron vocalmente más rápido.
Además, estas marcas sonoras parecen ser bastante consistentes dentro de toda la manada.
En otras palabras, diferentes elefantes suelen usar el mismo tipo de sonido para interactuar con un mismo receptor, y estas marcas vocales no están restringidas a roles sociales generales, como el de ‘madre’.
De todas las vocalizaciones capturadas en Kenia, solo alrededor de una quinta parte se identificaron como etiquetas vocales individuales, lo cual se asemeja bastante a cómo los humanos empleamos los nombres. En ocasiones, los nombres no son necesarios en una situación dada o son simplemente uno de los muchos componentes de un tema más amplio.
Se especula que las vocalizaciones de los elefantes portan una amplia gama de mensajes, desde la edad hasta el género y el estado emocional, y en ciertas circunstancias, estos podrían tener prioridad sobre el uso de un nombre.
Como explican los investigadores:
En vez de interpretar un solo llamado de manera aislada, las etiquetas vocales de los elefantes pueden estar incrustadas en un llamado que transmita múltiples mensajes adicionales a la vez.
La complejidad del contenido informativo en las vocalizaciones de los elefantes hace que sea un desafío identificar los parámetros acústicos específicos que codifican la identificación del receptor.
Estos descubrimientos plantean que las tecnologías de inteligencia artificial realmente pueden ayudar a entender los matices de la comunicación animal.
Tal vez en el futuro, los científicos podrán incluso usar este conocimiento para dirigirse a los elefantes por su ‘nombre’.