¿Te has dado cuenta de que cada vez nos cuesta mas concentrar nuestra atención y dedicarle el tiempo que merece a la lectura? Se debe a lo que se denomina paciencia cognitiva. Y cada vez tenemos menos. De eso trata este artículo.
Leemos páginas web, blogs, tuits, mensajes de correo electrónico, mensajes de Facebook, libros electrónicos. Y en cada caso se han creado géneros textuales que tienen características propias.
De este modo, no es lo mismo leer los mensajes de una red social como Twitter que un diario digital o un libro electrónico.
Cualquier tecnología que afecte de forma significativa a nuestro lenguaje tiene repercusiones importantes en nuestra manera de comportarnos. El paso de la oralidad a la lectoescritura es un buen ejemplo, ya que cambió de forma significativa la manera de producir y acceder al conocimiento, y supuso cambios importantes en nuestras capacidades.
En las últimas décadas, las tecnologías digitales están generando modificaciones sustanciales que aún no alcanzamos a prever en todas sus consecuencias, ya que suponen formas diferentes de comunicación y de uso del lenguaje.
La lectura “hipertextual”
Un cambio muy importante es la ruptura del texto lineal. Los soportes digitales rompen la linealidad, ya que los textos digitales son hipertextuales y exigen un tipo de lectura diferente. De este modo, leer en la red significa pasar de un texto plano, lineal, a un texto abierto, con múltiples caminos. Constantemente, el lector se encuentra ante diferentes itinerarios posibles de lectura, por lo que es fácil caer en la dispersión.
Otra característica importante es que la lectura digital está determinada por las condiciones en las que se desarrolla: su contexto formal (los dispositivos) y su propósito (las aplicaciones). Por ello, los ámbitos de la lectura en soporte digital han aumentado enormemente con el uso de los teléfonos móviles inteligentes.
Leemos más, pero contenidos más breves
Se ha evidenciado que la lectura está aumentado mucho a través de las redes sociales. Según el “Estudio sobre los hábitos de lectura y compra de libros en España del 2018”, sigue aumentando el volumen de lectura de contenidos digitales (textos largos en webs, blogs o redes sociales).
El 78,3 % de los españoles a partir de los 14 años lee algún tipo de contenido en soporte digital, un porcentaje que sigue en ascenso. Prácticamente todos los lectores digitales son lectores frecuentes y, en los últimos 8 años, los lectores de libros en formato digital han pasado de un 5,3 % en 2010 al 28,7 en 2018.
Los tipos de lectura que se realizan en las redes sociales no pueden compararse a la lectura de un texto narrativo o discursivo. La lectura en redes sociales o de las secciones de comentarios de los diarios digitales son más similares a la comunicación oral que a la comunicación escrita. Por este motivo, a la hora de analizar la lectura, hay que tener presente que las diferentes aplicaciones y los dispositivos que usamos tienen convenciones propias.
Pérdida de la “paciencia cognitiva”
Un problema de la lectura es que con el uso del móvil la concentración se hace más difícil debido a las constantes interrupciones que no somos capaces de controlar y que, a menudo, nos conducen a una falta de concentración y una mayor dispersión. De tanto leer en diagonal en las pantallas, cuesta cada vez más enfrentarse a una lectura reposada.
La lingüista Maryanne Wolf afirma que una gran parte de los lectores actuales no pueden leer una hora seguida sin consultar varias veces el teléfono móvil perdiendo la capacidad para fijar la atención en una tarea.
Esta investigadora ha acuñado el término “paciencia cognitiva” para referirse a la habilidad de procesar con calma una información. Se trata de ser capaces de autorregular y fijar la atención durante la lectura poniendo conciencia e intencionalidad. Una idea similar sostiene David M. Durant quien señala la importancia de controlar el tiempo y ritmo de lectura y reivindica la necesidad de la lentitud en la lectura.
Aprender a ser lectores digitales
Las investigaciones que comparan la lectura en formato papel con la lectura digital son abundantes. No obstante, un problema de las investigaciones en este ámbito es que tienden a comparar realidades cualitativamente diferentes. Cuando se comparan prácticas de lectura en términos de comprensión, memorización, etc. se hace con personas que se han formado en la lectura impresa, por lo que no se puede garantizar un uso apropiado de la lectura digital, así que los resultados no pueden ser más que meramente orientadores.
Un aspecto importante que conviene recordar es que la lectura no es una habilidad innata, sino que es fruto de un proceso de aprendizaje. Por consiguiente, la clave del dominio de los diferentes tipos de lecturas radica en la formación. Ser un lector digital supone la adquisición de un conjunto de habilidades y competencias que permitan una adecuada apropiación de los dispositivos y de los contextos tecnológicos que facilitan las diferentes formas de comunicación.
El futuro de la investigación en el ámbito de la lectura digital pasa por la inserción la alfabetización digital en la educación. En la sociedad digital es de esperar que la formación combine la capacidad de lectoescritura teniendo en cuenta los diferentes soportes.
Una capacidad multitarea solo aparente
La alfabetización digital también pasa por poder tomar un mayor control del tiempo y la forma de lectura. La lectura de los mensajes de las redes sociales se realiza de una forma rápida y superficial mientras que la comprensión de un texto complejo requiere capacidad de concentración que resulta difícil si la lectura se interrumpe frecuentemente.
El uso del móvil conduce a la sensación de ser capaces de hacer varias cosas a la vez. La multitarea en realidad es aparente ya que lo que hacemos es interrumpir por breves espacios de tiempo las tareas que realizamos. Por ello, hablamos de distracción, falta de concentración y dispersión.
Para poder mantener la concentración es necesario aplicar estrategias para controlar el tiempo y los momentos de conexión. La mayoría de las aplicaciones actuales permiten eliminar las notificaciones y también es posible bloquear las entradas y desconectarse. La gestión del tiempo y de la conectividad es un reto importante.
Begoña Gros Salvat, Catedrática del Departamento de Teoría e Historia de la Educación, Universitat de Barcelona
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.