🔌 ¿Y si tu licuadora te espía? Bienvenidos al internet de las cosas inquietantes

El internet de las cosas ya está en tu cocina. ¿Comodidad o vigilancia silenciosa? Descubre lo que tus dispositivos saben de ti.

Vivimos rodeados de objetos que, hace apenas unos años, eran completamente inocentes. La licuadora solo licuaba, el reloj solo daba la hora, el televisor apenas te permitía ver una novela mala o un partido peor. Hoy, cada uno de esos aparatos ha decidido ponerse moderno, conectarse a internet y de paso… meterse un poco en tu vida privada.





El famoso Internet de las Cosas (o IoT, que suena más elegante) llegó prometiendo un hogar más eficiente: luces que se encienden solas, cámaras que te chivan si el perro se robó la comida, neveras que te mandan mensajes cuando se acaba la leche. Todo eso suena cómodo, futurista… hasta que te das cuenta de que lo cómodo puede ser también bastante inquietante.

📲 Lo que tus electrodomésticos saben de ti

La licuadora ya no solo hace batidos. Ahora sabe a qué hora los tomas, con qué frecuencia usas frutas congeladas, si estás intentando una dieta nueva o si abandonaste la saludable vida fitness hace semanas. Y si encima está conectada a tu asistente virtual, probablemente ya compartió esa información con alguna nube lejana… o con el algoritmo que decide qué anuncios te aparecen en YouTube.

Muchos de estos dispositivos recolectan datos de forma constante. No lo hacen para molestarte, dicen, sino para “mejorar tu experiencia”. Es decir: para saber más de ti de lo que tú mismo recuerdas, vender esa información, y de paso recomendarte una freidora de aire que también hable por WhatsApp.

🛑 Seguridad: la gran olvidada

El problema no es solo la recolección de datos. Es que la seguridad de estos aparatos suele estar al nivel de una puerta abierta con un cartel que dice “entra si quieres”. La mayoría viene con contraseñas ridículas de fábrica como “admin” o “1234”, que pocas veces se cambian. Y si a eso le sumas actualizaciones que nunca instalas, ni el antivirus más valiente puede protegerte.

Y no, no es ciencia ficción. Cámaras de bebés hackeadas, routers zombis usados para lanzar ciberataques, hasta refrigeradores que mandan spam. Literalmente. Hay cepillos de dientes que han sido usados como puerta trasera para robar datos de oficinas. La pesadilla no es que los robots se rebelen, sino que la tostadora ya no te mire con buenos ojos.

🤖 ¿Todo necesita estar conectado?

Llega un momento en que uno se lo pregunta: ¿realmente era necesario que el espejo del baño tenga micrófono? ¿Era imprescindible una sartén con WiFi? ¿El cepillo de dientes con app que te dice si te cepillas mal… te lo dice por tu bien, o para venderte más pasta dental?

La tecnología está dejando de resolver problemas para empezar a inventarlos con estilo. A veces parece que vamos rumbo a una casa inteligente que sabe todo de nosotros… y que en cualquier momento podría usarnos de ejemplo en una charla TED sin nuestro consentimiento.

🔒 ¿Qué podemos hacer?

No hace falta mudarse a una cabaña sin electricidad (aunque suena tentador). Basta con tener sentido común: cambiar las contraseñas por defecto, revisar los permisos que damos alegremente al instalar apps, actualizar el firmware (sí, eso que siempre pospones), y sobre todo pensar dos veces antes de comprar ese horno que también mide tus pasos.

Porque mientras tú lees esto, hay una bombilla inteligente que ya detectó que estuviste despierto hasta las 2 a. m. viendo videos de gatos… y se lo acaba de contar a Google.

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